4.7.13

No novios, no amigos.

Me dirigí a mi café habitual en esta pequeña ciudad, pedí mi café favorito, un pay de queso, mi cajetilla de cigarros y mi computadora de frente.
“Estoy lista” me dije.
Este día estaba decidida en publicar en mi blog, Paula no iba a apoderarse más de mi blog, quería escribir YO, para ustedes.
Tenía un pequeño problema con lo anterior, no sabía de qué...
Entonces quise recurrir a Paula. Paula ya no quería escribir para Damián, por lo menos no en este momento, ni siquiera estaba segura si estuviera haciendo lo correcto al escribirle.
Estaba en un verdadero conflicto jaja.
Entonces recurrí a mis mejores amigas.
“¿De qué escribo?”
Y de pronto todas a coro “¡NO NOVIOS, PERO TAMPOCO AMIGOS!”
“¿Cómo?”
“¡Sí! ¡No novios, pero tampoco amigos!” y de pronto todas comenzaron a quejarse de su situación con los hombres, se quejaban, se lamentaban, y siempre con esa chispa que a mí me hace reír tanto.
Se me hizo un tema bastante curioso así que le pregunté a otras niñas al respecto.
Me sorprendía que en su totalidad, coincidían con las “quejas”
Y pues este fue el producto final:
Has visto miles de películas de amor, o tal vez hayas leído varias novelas románticas.
Todas con el mismo trasfondo:
De pronto un día, cuando la protagonista  que regularmente es una niña normal, si no es que gris en su vida, cuando esta chica menos se lo espera se topa a ese “hombre especial”, ese hombre perfecto, guapo, atlético, carismático, inteligente, y un verdadero príncipe. La magia fluye entre los dos protagonistas, se ven envueltos en varios conflictos, que al final logran superar, y terminan más enamorados que nunca.
Y tú vives ese sentimiento, lo vives tanto, y suspiras. Cómo te encantaría que la protagonista fueras tú. Sabes que en algún momento de tu vida, tú vas a ser esa protagonista, que vas a encontrar al hombre de tus sueños y serás feliz el resto de tu vida, formando una familia, etc.
Y lo confirmas cada vez que sales y en la plaza te encuentras a una pareja de viejitos tomados de la mano, pasas por un parque y ves a un hombre ayudando a su mujer embarazada a cruzar la calle.
Inclusive a mí me ha tocado ver propuestas de matrimonio jaja.
Y entre ese anhelo, como un golpe de suerte, conoces a “ese chico”.
Comienzan a salir, la pasan bastante bien, es atento contigo, y tú te sientes en las nubes.
Van pasando los días, las cosas siguen igual que la primera vez, sólo que esta vez te toma de la mano y te besa.
Definitivamente eres afortunada.
Siguen pasando los días, hablan diario, se ven casi todo el tiempo, te lleva a fiestas suyas, sales con él y con sus amigos. Sólo que entre tanta perfección hay un pequeño problema… No sabes qué son.
Pasan las semanas.
Aun no hay un titulo de por medio, ni siquiera un “es la persona con la que salgo”, nada formal,  es clarísimo que no son amigos, pero tampoco son novios.
Y como ya se tienen agregados a todas las redes sociales, y tú te la vives dentro de su perfil, te das cuenta que una “amiga” le deja un comentario.
Inmediatamente te metes al perfil de la “amiguita” para tu suerte, no es una niña fea.
Sientes que tu estomago se retuerce, el calor se sube a tu cabeza, quieres marcarle a tu chico en cuestión, preguntarle quién es, de dónde salió, y porque no te había hablado de ella.
Pero no puedes, porque en sí, la triste realidad es que no son nada.
Entonces optas irte por la tangente, algo disimulado, por debajo del agua.
Un día en una plática común, eres lo suficientemente ingeniosa para sacar el tema de la niña.
“Es una amiga.” Te contesta.
Entonces los celos incrementan, incrementan las preguntas, y la impotencia.
En teoría tú eres su “amiga”, ¿y si hiciera con esa otra amiga lo que hace contigo? Explotas.
Pero explotas por dentro, porque claro, él no puede saber cómo te sientes, por una simple razón.
“Si comienzas a demostrarle que mueres por él, la sociedad dice que él va a perder el interés por ti.”
No quieres verte como una loca psicópata celosa, y que después te mande lejos.
Decides dejarlo pasar.
Bueno “lo dejas pasar” porque tus mejores amigas ya se enteraron de la “amiguita” y ya la insultaron entre todas, mientras te dicen “Tú eres mil veces mejor que ella. ¡Mírala!”
Siguen pasando los días, tal vez las semanas.
Tu familia lo conoce, tú conoces por lo menos a un integrante de su familia.
Sus respectivos amigos se conocen.
Hasta que de pronto, uno  de los conocidos por fin hace la pregunta del millón:
“¿Qué son?”
Inmediatamente sonríes con dulzura ante sus conocidos, y volteas a verlo, con el pensamiento “¡VAMOS! ¡CONTESTA! Que a mi también me gustaría saberlo”
Tu príncipe azul se limita a soltar una carcajada, y los demás entienden el mensaje.
Claro, todos menos tú.
Y así sigue pasando el tiempo.
Después ese hombre tan adorable, deja de llamarte, deja de buscarte.
Enloqueces, quieres marcarle, mandarle un mensaje. Un mensaje inocente “hola” tal vez, sí, con eso es suficiente.
Pero NO, resistes, no lo haces, porque no quieres verte como una fan,  Mientras detrás de ti están tus mejores amigas “Qué el te busque, no le vas a estar rogando, después se va a arrepentir”.
Y de pronto, un día vuelve a buscarte, y todo comienza a ser como antes. Nada cambia, ni siquiera su situación de “no somos novios, pero tampoco somos amigos.”
La verdad es que estamos en una época difícil de entender.
Por un lado estamos en esta era ‘moderna’ en la que surgen estos ‘princesos’ que también quieren ser  ‘conquistados’, donde las niñas también deben de ‘tomar la iniciativa’. Pero por otro lado están también estos ‘caballeros’ mostrando en cada oportunidad su nivel de testosterona que contradicen lo anterior y afirman que si las niñas toman este tipo de ‘iniciativas’ perderán el interés por ellas.
Miles de artículos en revista que respaldan uno u otro pensamiento, las redes sociales haciendo la suya también.
Luego está esta película que me da mucha risa, “(500) Days of summer” en español, “500 días con ella”.
Sabes perfectamente de qué película hablo.
Te encuentras viéndola fijamente, y en la oportunidad que tienes le gritas al televisor, “¡QUIÉRETE! ¡NO SEAS TONTO!” entonces reflexionas lo que acabas de decir y te diriges arrastrando los pies por aquel litro de helado.
Y en todo este embrollo, desearías verlo y decirle “ya no quiero seguir así”, terminarlo de lleno, pero no quieres, no puedes, porque a decir verdad, lo extrañarás, y te da miedo extrañarlo. Encima, no está haciendo “nada malo”, no te trata mal, no te falta al respeto, pero tampoco te da “ese lugar” que tú quisieras.
Y  tú sientes que vas a explotar.
Creo que lo más fácil (y todas acordaron con esto) sería preguntarle a él “¿Qué somos?”.
Pero no lo haces, por una simple razón. Te da miedo.
Prefieres quedarte callada, porque sabes que ese paso que vas a dar puede cambiarlo todo.
Porque a fin de cuentas lo que tú y él tienen te hace sentir.
Porque es especial para ti.
Porque por alguna extraña razón, tú esperas que sea él quien dé ese paso.
Porque una parte de ti tiene la esperanza de que un día, espontáneo, él llegue, y sin que tengas que decir una sola palabra responda tu pregunta. Además deseas que lo haga de una manera especial.
Y siguen pasando los días.
Y bueno, como dirían por ahí tu ya te has convertido en la alcalde de la “friendzone” jaja.
Y pues, el tema ya me había resultado bastante interesante, así que decidí recurrir a la otra “parte”, al otro “lado”.
Quise leerle la primera parte de mi blog a un chico.
Pero necesitaba al chico adecuado, a un chico que no fuera mal parecido,  el chico que podía hacerse pasar por ese “protagonista de novela”, un chico simple, directo, que detesta las complicaciones, más los dramas. Necesitaba a ese “galán” que sólo se guía por su… cabeza… ´Pero también un chico en quien yo confiara, y que no fuera mala persona.
Había encontrado al chico perfecto. Aunque usted no lo crea, decidí leerle el blog a mi hermano.
Terminando de leerme, comenzó a reírse.
- Les encanta  el drama a las niñas ¿verdad?
- ¿Por qué lo dices?
-Pues es que todo el tiempo dicen que a nosotros nos gusta lo complicado, lo difícil, cosa que es mentira, pero por lo que veo, a ustedes les encanta eso. El sufrir, el no saber qué pasa, les encanta, jaja.
-Explícate.
-Para empezar, eso de la ‘química’ no existe, o bueno, no como tal, eso se inventó para que nosotros podamos no buscarlas, y convencerlas de que todo es culpa de esa ‘química’, que ese no saber qué pasa es parte de eso.
El tiempo exacto de un ‘novios no, pero amigos tampoco’ es de dos meses como máximo. Créeme, es el tiempo suficiente para conocer a la niña y saber si nos interesa como novia o no. Si la niña realmente nos trae locos, no vamos a resistir más tiempo para pedirle que sea nuestra novia, que sea la única ¿me explico? Creo que si pasa mas tiempo es sólo esa compañía que a veces ‘necesitamos’.
-¿Es en serio? ¿Y entonces para qué traer a la niña así?
-Pues porque todos queremos compañía, todos queremos a alguien con quien podamos ir al cine de vez en cuando, o por un café, o a alguien a quién podamos llevar a una fiesta si sabemos que no habrá ‘alguien’ a quien podamos ‘conocer’. Es más fácil, eso de ser galanes, porque así  no tienes que dar explicaciones, no le tienes que invertir tanto tiempo, y tienes esa compañía segura. Si no les pedimos que sean nuestras novias, es porque no sentimos que sean las indicadas, o porque no estamos dispuestos a dejar de conocer, o tener nuestro relajo por esa niña. Porque tener una relación implica un compromiso, bueno, cuando de verdad lo sentimos así. Si no siempre está esa opción, la de tu “no amiga, pero tampoco novia.”
-¿Y cuando tu familia la conoce?
-Ah, es sencillo. Así  te ahorras el tener que darle explicaciones a tus papás, de con quién vas a salir. Simplemente les dices que vas a salir con una amiga, y luego, luego piensan que es la  ‘galana’ y ya no hacen preguntas más allá. Y mis amigos saben qué pasa realmente, ellos hacen lo mismo, así que conocerla no es un gran conflicto. O bien, le das una breve explicación a tu hermana mayor celosa y listo. Ya no te andan mareando con sermones. *risas*
_....
-Mira, es como la película que vimos el otro día. No le marco. Entonces la niña me ahorra el trabajo y empieza a excusarme con cosas como ‘está estudiando’ ‘ha de llegar muerto de jugar americano todo el día’ ‘tiene problemas familiares’ cuando en realidad no quise marcarle. Si en ese momento no quiero marcarle, no lo voy a hacer. Si realmente quisiera hacerlo, aunque estuviera estudiando, jugando, o con problemas familiares me hubiera buscado un momento para mandarle por lo menos un mensaje.
En cambio con una novia, sí tienes que darle explicaciones, sí tienes que procurarla porque si no se enoja, o piensa que ‘estás raro’ etc, y eso, cuando la niña no te interesa, da flojera.
-¿Y por qué le hablas bonito a la galana entonces? Ya sabes cosas así como de “hola bonita” y ese tipo de cosas.
-Pues porque… ¿Qué te quita? Jaja ¿qué te quita hablarle bien? Es mejor que hablarle mal, sobretodo si es tu ‘no novia, pero tampoco amiga’ Además así te ahorras el drama que pueda hacerte, te ahorras un conflicto.
- ¡Patán!
-¿Por qué patán? No es injusto, no estamos haciendo nada malo. Injusto si le dijera ‘quiero seguir saliendo contigo porque quiero que en un futuro seamos novios’ sabiendo que no va a ser así, ahí sí es ser un patán. En realidad nunca les mentimos, si te pones a pensar como son las cosas, o bueno lo que leí, no estamos haciendo nada malo. Podemos encariñarnos con ellas y decirles que las queremos, porque lo sentimos, podemos decirles que son bonitas, porque lo son, inclusive podemos decirles que nos gusta su compañía porque así es, y así tampoco les vamos a decir que son ‘la indicada’ a menos de que sintamos que lo sean.
-¿Y los que sí hacen eso?
-Eso casi ya no pasa porque un hombre muy inteligente inventó el ‘amigos no, pero novios tampoco’, pero si llega a pasar, es porque ellos son verdaderos patanes. Y te puedes dar cuenta porque se comportan completamente diferente a lo que dicen. Si se comporta diferente a lo que dice, es un patán, y te está mintiendo, venga Alejandra, ustedes tampoco son tontas, si andan con un patán, también es porque ustedes quieren.
-…
-Mira, no tiene nada de malo Ale, es algo de recibir y dar. Nosotros les damos lo que ustedes quieren recibir: atención, y palabras bonitas, y nosotros a cambio recibimos su compañía. Nada más.
-Las niñas con las que hablé, quisieran que fueran sus novios.
-Pues mira, es muy fácil, si ya pasaron dos meses que es bastante tiempo, y el cuate no le pide una relación, es porque no la quiere, no la quiere con ella. Sí eso es lo que ella quiere tan fácil como preguntarle. Y la verdad es que si no le preguntan, es porque saben la respuesta. Pero como dices les da miedo, es su culpa, no nuestra. Te prometo que el día en el que queramos que una niña sea nuestra novia, no vamos a tardar mucho en decirle. Eso de que ‘estamos pensando las cosas’, ‘no estamos listos para un compromiso’ etc, son excusas que agradecemos que ustedes nos hayan puesto, porque en realidad, son excusas, cuando quieres algo, lo obtienes y listo.
-¿Y si le preguntas y no te contesta, o te evade el tema?
-No le interesas.
-¿Así de sencillo? Auch.. Jaja..
-¡Sí! Así de sencillo, jaja. O bueno, así soy yo, y así son mis amigos. Te juro que sí le interesas al tipo, te va a dar la cara, te va a decir las cosas como son. Regresando de nuevo a la película que vimos, ¿te acuerdas del cuate que es el hombre perfecto pero que no creía en los títulos?
-Si
-¿Qué pasó al final?
-Se casó con la mujer porque quería hacerla feliz, y ella se quería casar.
-¡Ahí está! Era el 'novio' perfecto, sólo que no creía en los títulos.. Pero le interesaba la mujer, le interesaba en serio. Y como le interesaba, siempre le dijo las cosas de frente, cómo pensaba y por qué era así. Y al final como le interesaba la mujer, y esta mujer moría por casarse, le propuso matrimonio. Regresamos a lo mismo. Un cuate que vale la pena es aquel que te da la cara, que te dice las cosas porque le interesas,  y como le interesas te cuida, y cuida que estés bien, y sabe que vas a estar bien si sabes lo que realmente pasa, quiere que te sientas segura, y sabe que la manera de hacerte sentir segura y 'a salvo' es así. Sí un tipo no te dice las cosas de frente, no te dice las cosas como son. No creo que valga la pena. Eso es cobardía. ¿Quién quiere estar con un cobarde? Te juro que si nos interesa alguien, de verdad, se lo vamos a decir todo el tiempo, y se nos va a notar a distancia.
-¿Y eso que dicen que si te das a desear se clava más contigo?
-Pues mira Ale, no sé cómo sean sus galanes, pero puedo hablar por mí y por mis amigos, que cuando realmente nos gusta una niña, la vamos a estar buscando todo el tiempo, y nos va a hacer el día entero si de vez en cuando nos sorprende buscándonos, aunque eso no es muy probable que pase porque yo la voy a estar buscando. Pero a mí sí me gusta que la niña que me interesa, me busque.
-¿Y por qué desde un principio no dicen las cosas como son?
-¡Imagínate todo el relajo! Y las oportunidades que nos perderíamos, si les dijéramos las cosas literales, ustedes reclamarían, llorarían, nos saturarían de preguntas que ni siquiera nosotros sabemos contestar, insultos y de más, etc.
-¿Y si hay niñas que no hacen drama, y prefieren la verdad? Y ya que estamos en esas, por otro lado, también existen las niñas que sólo quieren algo pasajero.
-Esas niñas son lo suficientemente inteligentes para preguntar, o dejar las cosas en claro desde un principio, si de verdad es que hay excepciones con eso, van a actuar como tal.
En serio, que no se compliquen tanto, no es tan complicado, si tienen dudas, pregunten, si no contesta, aléjense, y ya dejen de sufrir todo el tiempo. Eso de que los hombres cambian por una mujer, es cierto, pero nosotros sabemos por quién, no es su trabajo el esforzarse para demostrarnos que es por ustedes, porque por más que hagan sí no creemos que la encontramos, las cosas no van a cambiar.
Me solté a reír, y es que era más fácil de lo que creía, le agradecí a mi hermano su aportación, y comencé a escribir.
-¡Ah! Ale… otra cosa… creo que es importante que lo sepan las niñas que leen tu blog… El otro día vi unos ‘tips’ de ‘cómo portarte’, ‘cómo vestirte’ etc, para conquistar a un hombre. Es una verdadera estupidez Ale, cuando nos interesa una niña no nos importa cómo sea, cómo se vista, o cómo luzca, cómo se porte con nosotros, no hay reglas para enamorarnos, o un ‘patrón’ para seguir, simplemente nos enamoramos y ya. Diles que no se esfuercen tanto en esas tonterías, que sean ellas mismas, y que el indicado se va a enamorar de eso. Si no lo hace, no es el indicado. No es tan complicado.
-Gracias hermanito.
-Oye, ¿tú no estás pasando por eso verdad?
-No, la verdad no, y creo que no me ha pasado.
-Estaba pensando.. ¿Nunca te han pedido de una manera padre verdad?
-¿Cómo?
-Sí, como pedirte que seas su novia, así padre, de manera ingeniosa.
-No, jaja.. Todo surge en una plática casual.
-Tal vez el problema se origine ahí, jaja ¿Y cuándo se te va a dar la gana volver a creer en alguien? ¿Ya nunca verdad?
Me sorprendió su pregunta, sin embargo me limité a reírme, ese era otro tema. Me dio un beso en la frente y se marchó.
Comencé a reflexionar, y en realidad no sé cómo sea el asunto, no sé cómo funcione todo esto en realidad.
La verdad es que escribir este blog me pareció bastante divertido. Tuve que modificar un poco el 'léxico' de mi hermano en la conversación, ya sabes para hacerlo un poco más 'formal' y me ahorré al escribir aquí todas las palabras 'altisonantes' con las que habló mi hermano jaja, pero conservé la esencia. Leí y escuché miles de insultos bastante originales jaja por parte de las mujeres, me asombró saber que no son pocas que pasan por esto. Y platicar con las mujeres con quienes platiqué me divirtió mucho, no me divirtió su ‘sufrimiento’ como tal, si no la manera en la que lo platicaron, porque en realidad no estaban llorando por la situación.
Lo que yo creo es que, bueno, en cualquier situación, muchas veces permitimos cosas que no nos gustan por “esa persona”, porque creemos que se “compensa” con el “cariño” que podamos recibir de la otra parte.
Cosa que no está tan mal cuando se trata de ‘Ok, no me gusta que no use loción, pero lo quiero”. O 'su camisa es horrible, pero no importa.' Ya cuando se trata de algo más profundo como el permitir que te ‘hiera’ de alguna manera, cuando atenta con tu ‘estabilidad emocional’ de la manera negativa es cuando ya no está bien.
Creo que en cualquier situación en la que nos encontremos debemos de tener un punto importante en nuestra cabeza “El lugar que te vas a dar”. Si quieres que tu lugar sea el de la ‘no novia, pero tampoco amiga’ respeta ese lugar y no esperes algo más, si tu lugar es como ‘la novia’ mantente en esa posición. Si quieres cambiar de ‘lugar’ haz algo al respecto.
Yo no me encuentro en la situación anterior, no puedo identificarme como tal. Pero lo que sí puedo decirte es que tengo en claro cuál quiero y cuál no quiero que sea mi lugar, y estoy ‘lidiando’ con eso por así decirlo.
Tengo muy claro, hasta dónde, y hasta cuándo. Recientemente me estaba perdiendo, pero logré recuperarme a tiempo. Por una simple razón, sé quién soy, y sé qué quiero, y cómo quiero que sea. Es importante saber que está completamente en nuestras manos hasta 'dónde' vamos a permitir, estoy segura de eso.
Soy muy muy muy recalcante con la dignidad, tanto como en hombres como en mujeres. Creo que es algo fundamental e indispensable en la persona. Y creo que ninguna relación debe de atentar contra tu dignidad. Y tú sabes perfectamente bien de qué se trata la dignidad.
Creo que hemos estado siendo mal informados con eso del ‘enamoramiento’ nos han hecho creer que si la persona te trata ‘mal’ aunque sea sutilmente es porque según ‘así se enamora a la gente’ creo que eso de que ‘es que les gusta el maltrato’ es una gran tontería, A NADIE LE GUSTA SER MALTRATADO. A nadie le gusta que le duela, y si siguen en esa situación es por factores completamente diferentes a algo que se parezca al amor. Si quieres a alguien, no lo vas a maltratar, puedo jurarlo.
En mi opinión eso de ‘no somos novios, pero tampoco amigos’ en seguida de un ‘y no sé qué hacer’ porque evidentemente no se ha hablado al respecto es, como me dijo una amiga “falta de valor de ambas partes”.
Pareciera como si nos hubieran programado (sobretodo a las mujeres) en creer que si actúa como un idiota es porque le gustas, ya sabes desde chicos ‘si te molesta es porque le gustas’. No creo que esa regla funcione hasta mi edad. Porque a mi edad se convertiría en un "sí te falta al respeto, o te pega es porque le gustas." Y no, eso no es lógico jaja.
Creo que la realidad es más simple que nunca.
Si te trata como si no le importaras un carajo, es porque de verdad no le importas un carajo.
Suena duro (y es la primera vez que uso una grosería en mi blog, jaja) pero por lo que veo, así es.
Por alguna extraña razón a las mujeres nos programan a que “algún día vamos a conocer a ese príncipe azul, y sólo hasta ese momento vamos comenzar a vivir nuestro ‘final feliz’”. Y conforme va pasando el tiempo, vamos reforzando ese pensamiento con películas, novelas, Disney, etc. Conozco mujeres que se concentran tanto en ese final feliz que no ven cuando un hombre es un completo patán, o cuando simplemente no les interesa, a diferenciar entre alguien que las quiere y alguien que no. No ven algo tan simple como lo que es (o bueno, mi hermano fue bastante simple), si no quiere estar contigo, no lo va a estar, y el que se quiere quedar, lo hará.
Mujeres que se pierden completamente por ese anhelo de un final feliz. Yo agradezco haberme desprogramado de eso desde hace un tiempo. Porque me di cuenta de que también hay otros finales felices. Tal vez un final feliz donde sólo esté yo, cayéndome y levantándome de nuevo, disfrutando de mi alrededor. Liberándome para encontrar algo mejor en un futuro. Aspirando cada vez a más. Creo en un final feliz muy simple, seguir.
Y aunque en ese seguir me encuentre con llamadas que nunca llegaron, promesas que no se cumplieron, mentiras que creí, y una que otra vez un corazón roto. Siempre volví a encontrarme, y volví a sonreír. Y tal vez en ese final feliz me encuentre con alguien, con quien pueda compartir mi final, uno nunca sabe. Siempre y cuando, los dos estemos felices. Tener a un príncipe azul no es una prioridad para un final feliz. 
Y creo que este mensaje no sólo aplica para las niñas, sé que hay niños pasando por esto, y para ellos, te puedo decir que con nosotras funciona igual, si nos interesa de verdad, te prometo, y te juro, que se nos va a notar, jaja.
Gracias a todas las niñas que me ayudaron a escribir este blog, sobretodo a mi hermano. Gracias a ti por leerme.
Y espero que esto ayude de algo.
¡Ah por cierto! Una amiga me dejó un recado para ustedes hombres:

“Lo peor que puede hacer un hombre cuando está en la situación de ‘no novio, pero tampoco amigo’, es desaparecer, ya saben, esa chistosada que hacen de dejar de contestar, dejar de hablar, etc… si de verdad ya no tienen el interés, aunque haya drama de por medio, deberían de decirlo, porque desaparecer, destruye. Y nos duele, de verdad nos duele.”

19.6.13

Me dijo.

Me dijo que era imposible estar en dos lugares completamente diferentes a la vez.. 

Le regalé dos libros.   


Me dijo que no podía regresar al pasado. 
Le pedí que mirara un álbum de fotos.

Me dijo que los héroes no existían. 
Le dije que platicara con su abuelo.

Me dijo que la esperanza había muerto. 
Le pedí que cargara a un recién nacido.

Me dijo que no tenía refugio. 
Le ofrecí un abrazo sincero.

Me dijo que no tenía nada más que aprender. 
Le dije que le enseñara a un niño todo lo que sabía.

Me dijo que no podía deshacerse de la tristeza. 
Le dije que probara su postre favorito.

Me dijo que las palabras se las lleva el viento. 
Le pedí que escribiera.

Me dijo que no tenía ilusiones. 
Le dije que platicara con un viejo amor.

Me habló de imposibles. 
Le dije que soñara.

Me dijo "no existe".
Le dije "créalo".

Me dijo "no puedo crearlo." 
Le dije "imagínalo."

Me dijo que no podía perdonar. 
Le dije que le fallara a un ser amado de la misma manera que le habían fallado.


Me dijo que no podía.
Le dije que lo intentara de nuevo pero de forma diferente.

Me dijo que no existía la mujer perfecta.
Le dije "pronto tendrás una hija."

Me dijo que no creía en Dios.
Le dije que creyera primero en sí mismo.

Me dijo que quería morir.
Le dije que dejara de sobrevivir.

Me dijo que estaba solo. 
Le dije que compartiera su soledad con otro solitario.

Me habló de sus límites. 
Le dije que mirara la luna.

"Yo no tengo vicios" me dijo.
"deja que te enamores" le contesté.

Me dijo que no estaba en sus manos. 
Le pregunté que qué esperaba para tomarlo.

Me dijo que no podía enamorarse. 
Le dije que aún no conocía a su autor favorito.

Me dijo que no era feliz. 
Le dije que viviera.

"No me gusta" me dijo. 
Le dije que lo mirara desde otro ángulo.

"Lo necesito" me dijo. 
"has elegido que así sea."

"No creo en el amor." Me dijo
"Primero intenta quererte" le dije.

13.5.13

¿De qué se trata?

Y ya fue el gran día.
En todos estos meses siempre me imaginé cómo sería, cómo me sentiría, cómo me vería.
Y no, no se parecía en lo absoluto.
Pero vamos a regresarnos unas cuantas semanas o días atrás.
Si leíste mi entrada anterior, te percataste de que implicaba una dieta muy difícil y ejercicio.
Pues no, definitivamente no sabía la que me esperaba.
En mis últimas semanas me encontré con lo que llaman “apretar la dieta” lo cual significa, que los carbohidratos desaparecieron para mí, me bastaba de comer 120g de pollo y verduras cada tres horas.
Pasé por muchas cosas en las últimas dos semanas.
Una de esas fue, una plática que tuve con el esposo de mi amiga que también competía.
Habíamos convivido tanto que yo ya lo veía como otro padre.
Me dijo que este no era mi deporte,que había entrado por las razones incorrectas, que yo no había elegido entrar al mundo del Fitness por querer ganar la competencia que se me presentaba, que no podía decir que me encantaba todo esto si ni siquiera me había subido a un escenario.
¿Qué crees? Que ese día no estaba equivocado.
Me la vivía diciendo que me encantaba este deporte, que se había vuelto una pasión.
Pero no podía decir eso cuando ni siquiera había pasado por la parte más difícil, la última semana.
Y no, tampoco quería ganar, sólo quería que por primera vez me viera en el espejo y me gustara mi cuerpo.
Y eso me llevó a cometer muchos errores en mi preparación, a tener un margen de error lamentable.
Porque en el momento en el que me vi “delgada”, o más bien en el momento en el que “los demás” comenzaron a verme “delgada” comencé a equivocarme.
Siguieron pasando los días, la tensión incrementaba, los días pasaban, el estrés era cada vez más presente.
Y cuando ya estaba de lleno en la competencia, a unos días de competir, me vi en el espejo y no me gustó mi cuerpo.
Eso me llenó de frustración porque no había cumplido mi objetivo, mi cuerpo aún no me gustaba.
¿Por qué? No porque no llegara con un cuerpo bonito, si no porque mi perspectiva y mi visión cambiaron.
Porque me faltaba conocer más del Fitness para ver el verdadero propósito de competir.
Ya no quería un cuerpo bonito, quería un cuerpo ganador, me di cuenta de que quería llegar lejos en esta disciplina, que quería poner en alto el nombre de mi amiga y su familia que me habían apoyado desde un principio, y claro, quería poner el nombre de mi equipo y mi entrenador en alto.
No me gustaba mi cuerpo, porque no es un cuerpo que llevó una preparación perfecta, porque no era un cuerpo ganador.
Un día, cuando la frustración me dominaba, me llenaba de tristeza y culpa, me puse a repasar todo lo que había pasado durante estos 4 meses.
Pasé por tantas cosas.
Nunca pensé que fuera TAN difícil, nunca pensé que implicaría tanto.
Casi pierdo el semestre, perdí a mis mejores amigas de la universidad, inclusive llegó un punto en el que sentí que había perdido a mi familia, perdí la oportunidad de disfrutar más a aquel que quiero tanto.
Inclusive entrar provocó que me peleara en una ocasión con la familia que tanto me apoyó aquí.
Mi padre no podía apoyarme en un 100% porque nunca estuvo de acuerdo en una totalidad con lo que estaba haciendo, le costaba mucho trabajo aceptarlo, cosa que nos llevó a muchos conflictos y peleas a lo largo de estos meses.
"¿Y todo para qué?" Me decía una y otra vez. Había perdido mucho, había llorado muchísimo, y no había cumplido mi objetivo. Encima me daba pánico pensar que podía llegar a hacer el ridículo en el escenario, no tenía ni idea de cómo funcionaba el evento.
Faltaban dos días cuando mi papá se acercó a hablar conmigo...
No recuerdo la última vez que platicamos sin el motivo de una queja mutua o un pleito casual.
Me dijo que se sentía muy orgulloso de mí, que todo el proceso que había visto de haberme desvelado preparando mis tuppers de comida, llegar tarde a mi casa por hacer ejercicio, arreglármelas para cumplir con la escuela, y olvidarme un poco de mi vida social era de admirarse, que no cualquiera se aventaba ese paquete, mucho menos a mi edad. Que independientemente de que viera a su niñita en un escenario con un mini traje, él veía el esfuerzo, lo que me había costado, y la entrega con la que lo hacía.
Ese día comencé a ver las cosas un tanto diferentes…
Sin embargo, no obtuve respuesta a mi pregunta hasta el día en el que competí.
Habíamos tenido problemas 3 días anteriores porque no había podido depletarme (sacar el agua de mi cuerpo, que es el procedimiento final) por completo.
Habíamos intentado todas las opciones “naturales”… volúmenes de agua, sauna, espárragos. Y nada, seguía teniendo agua en mi cuerpo jaja.
Mi entrenador estaba abnegado a agregarme algún químico que acelerara el proceso, o despertara a mi cuerpo.
Tuvimos una sesión de fotos el día previo a la competencia y vi a todas las niñas de mi equipo ya listas, con un cuerpo increíble.
Imagínate, las otras niñas de mi equipo ya estaban listas, y yo, todavía no lo estaba.
Moría de miedo, porque mis errores, y el que mi cuerpo no respondiera como se debe a la deshidratación, se reflejarían a lado de mujeres que no tuvieron margen alguno de error.
Entonces, el día de la competencia, ya maquillada, peinada, con mi bikini, y pintada, me vi en el espejo…
No puedo describirte el sentimiento que me provocó el mirarme en el espejo, y ver lo que había hecho, el cambio tan impresionante. Me provocó un nudo en la garganta de emoción.
“Ya llegaste hasta aquí, por más que quieras darte la vuelta, no puedes, disfrútalo.” Me dije.
Y así fue, estaba en resignación de que no tenía un cuerpo ganador, así que si ya me había costado tanto trabajo y tanto esfuerzo, lo mínimo que me quedaba era disfrutarlo.
Y así fue…
No me preguntes de dónde saqué la seguridad, pero la proyecté en el escenario, caminé y posé como nunca lo imaginé, nunca dejé de sonreír, y nunca bajé la mirada.
Olvidé los nervios, la frustración, el estrés allá arriba, y me divertí como nunca.
Después, siguieron las premiaciones.
No esperaba quedar en las finalistas, mucho menos esperaba un buen lugar...
Éramos 16 niñas, yo sólo repasaba los mini errores que había tenido en mi preparación que sabía me los cobraría en ese momento.
Pasaron a las 10 finalistas a comparación... Dijeron mi número, el 213.
“Bueno, quedar entre las 10 primeras, ya es un logro.” Pensé...
Después, vinieron los primeros 5 lugares, yo estaba esperando a que pasaran las premiaciones al otro lado del escenario cuando de pronto una mujer del staff del evento me dijo “¡213! ¡Te están buscando!”
¿Yo? ¿Entre las 5 primeras? Me sorprendí…
Corroboraron la lista de las premiaciones infinidad de veces y para mi suerte mi número siempre acertó.
Al final, obtuve el 5to lugar.
Un quinto lugar que me supo a primero.
Mi logro no fue quedar entre los 5 primeros lugares de 10 y tantas niñas, no fue el cuerpo.
Uno de los grandes logros que siento en mí fue que a mi edad llevé una preparación y disciplina sumamente estricta, pero una preparación completamente natural, no tuve la necesidad de añadir un “extra” químico, mucho menos un extra quirúrgico.
Dependí completamente de la disciplina con la que llevé mi preparación y cómo reaccionaba mi cuerpo.
Me hubiera encantado decirte que mi preparación la seguí al pie de la letra, que no tuve margen de error, que no caí en tentaciones, que todo fue perfecto.
Me encantaría decirte que antes de competir me encontraba tranquila, que sabía hasta el último minuto que me iba a ir excelente.
Me encantaría decirte que siempre supe que estaba lista para competir.
Sobre todo me encantaría decir que no le fallé a las personas que me apoyaron incondicionalmente y que creyeron en mí.
Pero lamentablemente no fue así.
Creo que en realidad si al final no seguí mi preparación al pie de la letra fue porque en realidad el cuerpo en el que me veía aún lo tenía alejado de mi realidad.
O tal vez nunca imaginé que ese día llegaría... Que me subiría a un escenario.
Tal vez seguía sin descubrir la capacidad que tengo de competir con mi cuerpo.
Competí con la espinita de preguntarme qué hubiera pasado si hubiera hecho todo perfecto, cómo hubiera reaccionado mi cuerpo.
Al final, de todo lo que pude haber “perdido” (como lo que te platicaba en el momento en el que me encontraba frustrada).
Me di cuenta de que gané muchísimas otras cosas, y mucho más valiosas, que compensan absolutamente todo lo difícil que me trajo esta preparación.
Para empezar una experiencia inolvidable, el salir del teatro y que desconocidos te pidieran que me tomara fotos con ellos, que me pidieran entrevistas, recibir a cada rato notificaciones de mis redes sociales con comentarios positivos, el estar arriba y sentir cómo todos me estaban admirando durante unos minutos, sólo a mío.
Sin duda se siente increíble lo anterior, aunque en realidad mi premio mayor no es ese.
Aprendí a querer y valorar muchísimo mi cuerpo, porque aún con los errores que cometí, mi entrenador no estaba tan preocupado por mí. Me di cuenta de que mi cuerpo es TAN maravilloso que aún con errores, aún sin hacer las cosas a la perfección, reaccionó.
Ahora me digo “¡Imagínate si hubieras hecho las cosas a la perfección!”
Entré al mundo del Fitness por un capricho, para mi buena suerte, un capricho que cayó en las mejores manos sin duda. Y me regaló una nueva pasión. Porque qué crees, ya me piqué en esto jaja.
Por fin pude encontrar la forma (no me preguntes cómo, simplemente pasó) de tener una comunicación correcta con mi papá. Cosa que no había podido lograr, esta disciplina aunque al principio me hizo parecer que me alejó más de él, al final nos acercó como nunca.
Mi papá tuvo la oportunidad de abrir su mente un poco, de darse cuenta de que no sólo se trataba de subirse a una tarima en un diminuto traje, que iba mucho más allá.
Este deporte me regaló su admiración, y respeto a las mujeres que están dentro del Fitness.
Me di cuenta de que soy capaz de hacer millones de cosas a la vez, sólo con un poco de organización.
Terminé de asegurarme de que SÍ puedo tener fuerza de voluntad cuando me lo propongo.
Comencé a adquirir el valor de enfrentar a las personas, de defender con carácter mis ideales y mi nuevo deporte.
Me regaló la admiración de muchas personas a mí alrededor, personas que nunca imaginé que estarían al pendiente de mi preparación.
Gané un amigo, mi entrenador Toño, que logramos tener pláticas muy amenas y completamente ajenas al Fitness en los cortos trayectos que tenía en mi revisión, encontré en mi entrenador una persona increíble, que realmente ama lo que hace. 
Y por alguna extraña razón nunca dejó de sonar en mi cabeza sus palabras “confío en ti”.
Me quedo con el sentimiento de que existe una persona que a pesar de que supo perfectamente que cometí errores, no dejó de creer en mí, hasta el último minuto antes de las premiaciones.
Que a pesar de todos los obstáculos, nunca tiró la toalla y me dejó subir, creyendo en que daría un buen papel, y si no es así, por lo menos me lo hizo sentir jaja.
Entré a una comunidad de mujeres muy bellas por dentro y por fuera, que, a pesar de no conocerse en una totalidad nunca hubo un momento en el que no recibiera una notificación del grupo en una red social echando ánimos, con imágenes y frases.
Y a quienes tuve la fortuna de conocer, siempre se acercaron a mí con un fin de apoyarme, de hacerme más fácil todo esto.
Me gané una familia de mujeres Fitness.
Comencé a querer a mi otra entrenadora, Atenea, que a pesar de estar lejos y no haber estado presente físicamente, siempre estuvo conmigo cuando la necesitaba, y vaya que la sentí a mi lado en todo momento, que no me dejó sola ni un segundo. Y siempre tenía las palabras correctas para mí. Una mujer que además fue mi inspiración para competir (te confieso me la viví viendo vídeos suyos en competencia para tratar de imitarla jaja.) 
Por último, y una de las cosas más importantes que gané fue que mi preparación me ayudó a hacer "limpieza" en cuanto a la gente que tenía a mi al rededor.
Me di cuenta de quienes de verdad me querían, que soportaban conmigo lo que la entrega a esto me llevaba, el mal humor, el no salir, etc.
Tristemente también me di cuenta de la falsedad del cariño de algunos, principalmente en mi escuela, me di cuenta de que en realidad a quienes llamaba mis amigos en la universidad, no lo eran.
Pero, con eso logré apreciar mucho más a quienes se quedaron.
Mis mejores amigas, mis bebés, que de verdad admiro muchísimo esa paciencia y comprensión que me tuvieron, el verlas en mi competencia fue algo maravilloso.
Mi aquel favorito, el que tuvo que vivir más pesado mi mal humor, mi estrés, y tuvo que acoplarse a mi nuevo estilo de vida, todo siempre con un cariño transparente, el estar incondicionalmente a mi lado, eso me hizo apreciar mucho más su compañía, y al final disfrutó tanto como yo mi competencia, de verdad me siento afortunada.
La familia que me adoptó en mi preparación, que definitivo facilitó muchísimo el proceso y que ahora adoro.
Y en fin.. Muchísimas personas que de la manera más transparente pusieron su granito de arena.
Comencé a valorar más a la gente que estuvo conmigo.
Y bueno, me gané el respeto de un grupo de personas que meses atrás me molestaban por tener kilos de más.
Puedo decirte que todo este proceso me ha maravillado, que he aprendido un montón de cosas.
Entendí de qué se trata realmente el mundo del Fitness.
Fitness no es el lucir el cuerpo que obtienes en competencia. (Que por cierto el cuerpo como tal de competencia te dura tan sólo el momento en el que estás en el escenario, después conservas un cuerpo muy bonito, pero no como el que vas a ver con tu bikini de competencia) Las niñas Fitness no presumen su cuerpo.
Presumen todo lo que tienen que vivir día con día para lograr verse así.
Niñas guerreras que deciden no tomar “el camino fácil” de las cirugías estéticas, ni las pastillitas milagrosas, que luchan por un largo proceso.
Una lucha constante de comer cada 3 horas alimentos que quizás preferirían cambiar por su platillo favorito, encima preparar las comidas y cargar con los tuppers a todos lados, (cero práctico,
cero cómodo), de ir al gimnasio a cargar más de su propio peso, y el famoso “cardio” que en mi caso al final constaba de 80 y tantos minutos. (Con dos sudaderas, una faja de neopreno, y apestando a una crema de azufre, sudando como no te imaginas.)
De perderse actividades de personas de su edad. En mi caso y el de las de “veinti tantos” el dejar de salir con sus amigos y amigas, dormir inmediatamente después de su última comida, y pasar días encerradas en casa esperando a que llegue el gran día.
Eso es una niña Fitness, no sólo una niña con bonito cuerpo que se sube en un mini traje de baño para que todos la admiren.
El cuerpo, es sólo el reflejo de disciplina, decisión, y fuerza.
ESO es lo que al final realmente gané, el cuerpo, sólo fue la cereza en el pastel.
Aprendí a hacerme responsable de mis actos, a tener una disciplina, a que aunque había días en los que ya no quería seguir, este deporte te obliga a seguir, a no rendirte, no sé cómo funcione el cerebro pero te prometo que existe algo que te levanta para no tirar la toalla.
Me da nostalgia que ya todo lo que viví durante 4 meses culminó, y que tengo que esperar por un largo rato para volver a prepararme para competir.
Pero qué crees, me enamoré tanto del proceso que de aquí a que empiece mi preparación me mantendré, no me descuidaré, y esta vez, no planeo quedarme con espinitas.
Porque ya se volvió una pasión.
Creo que me di cuenta que me había enamorado de esta disciplina el día en el que defendí ciegamente mi posición y el trabajo de mis entrenadores estando frente de un grupo numeroso de nutriólogos que criticaban mi nueva forma de vida.
No puedes defender sobre todas las cosas a algo que no te ha tocado el corazón.
Definitivamente esta no va a ser mi última competencia, definitivamente esto no se queda aquí.
Y ahora estoy segura de que en vez de dar un 95% de mí, puedo dar un 210%.
Porque después de estos meses aprendí a creer y confiar en mí.
Te dejo mi nueva experiencia, todo lo que he vivido y aprendido.
Espero que esto te ayude en tus proyectos, y metas.
Porque ahora sí puedo decir que ya comprobé la famosa frase de que nosotros mismos somos nuestros peores obstáculos, y que en serio, podemos lograr cualquier cosa que realmente nos propongamos.
Lo que viví este fin de semana, lo veía como algo lejano, como un producto de mi imaginación, y se me hizo, pude cumplirlo y vivirlo.
Creo que puedo comenzar a creer que me estoy transformando en una niña Fitness.

PD: "Nunca te rindas con aquello que no puedas pasar un día sin tenerlo en tu mente."

28.3.13

¿En qué me metí?


Prendo un cigarro y volteo a ver mi reloj, aún falta media hora para mi siguiente comida, miro el cenicero que se encuentra a un lado mío. Un cenicero que llené en pocos minutos de colillas y cenizas, definitivamente el ansiedad esta noche estaba mucho más presente que otros días, doy un sorbo a mi té verde sin azúcar.
Y es que desde hace unos cuantos meses mi estilo de vida y mis hábitos han cambiado por completo.
Hace unos meses que no salgo los fines de semana por las noches, que vivo en tacones no por arreglo personal si no por modificar mi forma de caminar, que duermo con un corsette que apenas me deja respirar, hace unos meses que no doy sorbo a un cappuccino con caramelo extra, y ya olvidé lo que sabe un pay de queso (mi postre favorito).
También hace poco descubrí que puedo cargar más de mi propio peso. Y hace ya un par de meses que al despertar lo primero que hago es mirarme al espejo, en vez de ver mi celular.
No te apures, no estoy sufriendo ningún trastorno alimenticio.
Esta noche me encontraba ansiosa, los minutos me parecían eternos, y luchaba contra mis pensamientos de tomar el pastel de chocolate que se encontraba en el refrigerador a unos pasos de mí. “¿En qué me metí?” pensaba una y otra vez.
Así que, mientras tomaba mi taza de té desabrido decidí distraerme un rato y mirar fotos mías de años (muchos) atrás.
Vi a una Ale completamente diferente a mí, inclusive en la mirada.
Una niña impecablemente arreglada, todo en su vestimenta combinaba a la perfección, todas las fotos con peinados distintos y maquillaje adecuado al momento. Pasaba las fotos una y otra vez con nostalgia. Una niña que reflejaba en su mirada amor por sí misma, e inclusive una seguridad intimidante. Sus ojos brillaban.
Comencé a recordar aquellas épocas, y sí, era una niña soberbia. Pero también una niña que no permitiría que alguien le pasara por encima. Una niña que sabía quién era y lo que valía. Coqueta hasta al hablar, que se miraba al espejo y podría besarlo por lo que estaba viendo, pero no lo hacía porque no quería parecer ridícula. Jaja, sí, esa era yo hace unos años.
Pero también fue pasando el tiempo y entonces entré a mi primera relación “formal”, una relación que duró 3 años, y que también fue una relación muy destructiva para ambos, una relación que se llevó toda mi seguridad y el brillo en mi mirada. No lo culpo, éramos muy chicos.
Cuando terminó comencé a descuidarme, lo peor es que no me di cuenta de aquello hasta hace unos meses, y sí, comencé a subir de peso, y comencé a distorsionar mi físico.
Dejé de querer lo que miraba en el espejo, y también dejó de importarme cómo se veía.
Entonces ya no me cuidaba, ya no me arreglaba, y no me importaba.
Y no, este no es un blog completamente superficial, yo dejé de ser así hace mucho tiempo y aún lo conservo.
Lo importante aquí es que como dejé de querer lo que había dentro de mí, en mi corazón y en mi alma, lo reflejé también por fuera.
Y todo eso comenzó a traerme problemas, no tanto mi arreglo personal, si no mi amor por mí misma.
Comencé a permitir comentarios desagradables hacia mi persona, que la gente me valorara menos de lo que yo realmente valía, porque indirectamente yo no tenía “nada con qué defenderme”, yo no me daba ese valor, ni personal ni físico.
Me volví insegura, comencé a caminar cabizbaja, me escondía. Insegura completamente.
Déjame decirte que todo esto fue ocurriendo en un proceso que duró años, varios años, y sin darme cuenta hasta que yo ya me había vuelto así mecánicamente.
Pero un día, de pronto, un día me topé con una mujer que se fijó en mí, y no, no de la manera que crees. Pero se acercó a mí y me dio esperanza de volver a “querer” lo que veía en el espejo.
Una mujer muy particular, con un carácter admirable y un corazón como pocos.
Comenzamos a tener una amistad envidiable y se convirtió en mi segunda madre. (Sí, segunda madre, esta mujer sobre pasa los 30 y tantos, con dos hijos preadolescentes y se ve como pocas a su edad)
Esta mujer, te platico, compite en Fisco y Fitness en la categoría de Ms. Bikini.
Sería este un blog eterno si te platico como todo lo que es el Físico y Fitness, pero te cuento que esa categoría es la categoría “bonita” del fisicoculturismo, donde explotan al máximo la feminidad en las mujeres.
Para ese entonces yo ya estaba muy pasada de peso, como nunca, y comencé a hacer una dieta y ejercicio que esta mujer me brindó, lo hacía únicamente porque unos meses posteriores competiría con mi equipo de porras en un lugar con playa, y esta mujer no iba a permitir que yo llegara así. (Suena absurdo, pero realmente en el mundo de las porras es importante tu peso y más si eres de las niñas que cargan y avientan y todo eso).
Comencé a convivir más con ella y con su familia y poco a poco me fui involucrando por fuera al mundo del fisicoculturismo.
Un día tuve la fortuna de conocer a sus entrenadores, y literal los conocí como personas que se dedicaban a “formar cuerpos perfectos”.
Comenzó a llamar más mi atención.
Fue pasando el tiempo, mis prioridades cambiaron, y dejé de ser porrista.
Hace poco escribí al respecto, me excusé en que quería dedicarme de lleno a la literatura y al teatro. Pero también hace poco descubrí que esa no era la razón principal.
Principalmente dejé porrista porque un día me di cuenta de que no sabía realmente quién era yo, no me conocía, por lo tanto no me quería, no puedes querer algo que no conoces. Dejé el deporte porque quería enfocarme 100% en mí, en recuperarme después de tantos años de haberme perdido, para así poder continuar con los demás planes.
Días y meses de trabajar en mi interior, de descubrir quién era, y lo logré. Descubrí que la persona que escribe en este blog es personalmente muy valiosa, me encontré de nuevo y comencé a caerme muy bien de hecho Jaja. Pero algo faltaba, necesitaba quererme completamente.
Seguía mirándome en el espejo, y seguía sin gustarme lo que miraba, de hecho, me resultaba desagradable, estaba infinitamente descuidada, inclusive demacrada.
“¿Y si compito en Ms. Bikini?” me pregunté un día.
Digo, estos entrenadores formaban “cuerpos perfectos”, y yo nunca había tenido uno (no a mis ojos), y veía a mi amiga practicando su forma de caminar, erguida, segura de sí misma, presumiendo su cuerpo, y sonriendo… Sobretodo sonriendo.
-Quiero competir- le dije.
-¿Estás segura?- me contestó incrédula.
-Sí, quiero competir.- Reafirmé.
-Es más difícil de lo que te imaginas.- me advirtió.
“¿Seguir una dieta, hacer ejercicio en el gimnasio? No puede ser tan difícil, mucho menos el ejercicio, siempre he hecho ejercicio.” Pensé.
-Quiero competir.- Le dije con tal seguridad que al fin la convencí.
-Te va a cambiar la vida Ale.- me dijo con una sonrisa de plenitud.
Al principio no entendí. ¿Cómo algo tan simple podría “cambiar mi vida”?
Comencé a prepararme.
Y repito, no sabía lo que hacía jajaja.
Te platico rapidísimo. Tengo que comer cada 3 horas sólo pollo y tortillas de nopal, tomar 3 litros de agua diarios, y no me puedo desvelar por una explicación que me dieron de que mi cuerpo no responde como se debe. Ejercicio diario y cardiovascular de una hora (que por cierto odio hacer cardiovascular).
Nada de “una galletita” o “un sobrecito de azúcar para mi café” porque eso puede implicar mi derrota.
No creía que fuera así de estricto hasta que un día “rompí” un poco la dieta y mi entrenador se dio cuenta al instante y fue un caos.
Ya no salgo en las noches, me la vivo preparando tuppers de comida para el día siguiente y me duermo en clases del cansancio físico, encima mi eterna ansiedad por algo dulce, o algo diferente a mi comida. Imagínate comer lo mismo cada 3 horas todos los días.
Me di cuenta que mi amiga tenía razón, es más difícil de lo que creí, me cambió mis hábitos por completo y mi estilo de vivir.
Y sí es algo que no cualquiera puede hacer, dejar de comer lo que le gusta, no salir con sus amigos por preparar tuppers de comida, no ir a fiestas por dormir temprano, y recluirte en todo lo que implica una preparación así.
Encima, ver todo lo de fuera, tuve que cambiar mi postura, mi forma de caminar, mi forma de sonreír, etc. ¡Es tan complicado!
Y si te preguntas por qué sigo en esto, o cuáles son mis razones, y cómo se puede disfrutar algo así.
Déjame decirte que estoy ganando personalmente muchas cosas.
Estoy ganando carácter, fuerza de voluntad, y me estoy queriendo.
Porque todos los días me echo porras yo sola “tú puedes”, “no te rindas”, etc.
Encima es un reto que sé que si lo logro me va a ayudar en una satisfacción personal impresionante.
Hoy, por fin, pude verme al espejo y ver que me agradaba y mucho lo que veía, me dieron ánimos de arreglarme de nuevo y lo hice, no tenía plan, pero simplemente quería arreglarme porque me nacía hacerlo.
Sin darme cuenta ya camino alzando la cabeza, camino segura. Y la gente lo nota porque he recibido muchos comentarios positivos.
Estoy recuperando mi seguridad, el quererme de nuevo por fuera y por dentro, y el darme ya mi lugar como persona.
Decidí cambiar mis hábitos y mi estilo de vida por volver a quererme, y creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.
Aún me falta mucho, aún no tengo el físico que quiero, pero se me ha presentado la oportunidad de tenerlo, y aunque me está costando mucho trabajo, lo estoy logrando.
Estoy trabajando muchos ámbitos personales con este deporte, que antes creía meramente superficial.
¿A qué quiero llegar con esto?
Creo que es fundamental para uno el quererse y gustarse como persona y físicamente, para darnos nuestro lugar, valorarnos y no permitir que alguien más nos lastime.
Cada quién debe de tener su forma de lograrlo, yo lo hice de manera muy drástica, Jaja pero así soy, no me gustan las cosas fáciles.
Cada quién encuentra sus satisfacciones personales que son alimento para el autoestima y el alma.
Hoy te invito a encontrar el tuyo, de la manera que sea. Pero que el día de mañana te sientas contento contigo mismo.
Y es que piénsalo, siempre vas a tenerte, la persona que miras en el espejo, es la persona con la que vas a vivir el resto de tu vida, qué mejor que vivir el resto de tu vida con alguien que te gusta y amas.
Ya entré a este reto, no hay vuelta atrás, y se viene lo más pesado por lo que me dicen, y aunque hay días en los que quiero tirar la toalla y decir “¡Basta! No tengo necesidad de hacer esto.” Me doy cuenta de que mucha gente cree en mí, como mi amiga y su familia, mis entrenadores, etc. Y también comienzo a creer en mí, que soy capaz de lograr este reto, y si lo logro, y supero esta meta, sé que para las próximas que vengan, voy a tener el carácter que necesito y voy a estar lista para lo que me espera.
Por lo pronto continuaré, y prometo intentar escribir más seguido, gracias por leerme una vez más J

5.2.13

Carta a un amor.

Hola amor:
He estado pensando mucho el cómo escribirte está carta.
Cómo empezar y cómo continuar.
No cabe duda de que en el amor nunca habrá reglas.
Cuando creemos que tenemos el perfil perfecto de la persona que queremos amar, cuando creemos que sabemos lo que queremos, él llega y cambia todo.
Nos posiciona a una persona completamente diferente, que hace que cambiemos esa "lista" de "persona ideal" y con ironía ese nuevo personaje es el que llegamos a amar con todo nuestro ser.
Así llegaste tú a mi vida, a cambiar mis ideas, a sacarme de la burbuja de 'perfección' que yo tenía.
Llegaste para demostrarme lo que era entregarse en cuerpo y alma a alguien.
Te apoderaste de mis pensamientos, y plasmaste sueños en mí como recuerdos.
Hiciste hablar a mi corazón que hoy te escribe.
Siento recorrer en mí cada caricia tuya, cierro mis ojos y veo tu mirada. Tu mirada, tierna, fija a la mía tu mirada que me decía una y otra vez que no me apartara de ti.
Mis labios adictos a los tuyos. El besarnos entre sonrisas.
Los juegos, quitarnos una década de años para regresar a lo infantil mientras jugábamos, el ya no poder continuar riendo por el dolor en el abdomen, ese infantilismo que nos unía más, nos enamoraba más.
Tu mano que entrelazaba perfectamente con la mía como pieza de rompecabezas.
Nuestros amigos, que nos repetían una y otra vez lo felices que nos veíamos.
Ese cosquilleo particular en mi estómago cuando me tomabas de la cintura por sorpresa y me susurrabas un "hola" en seguida de un beso en la mejilla.
Hemos pasado por tantas situaciones, altas, y bajas.
Que encuentro asombroso que ya hayan pasado tantas veces.
Aún escucho la primera vez que me dijiste que me amabas, lo escucho como si me lo dijeras en cada momento que tienes oportunidad, y al recordarlo siento lo mismo que la primera vez.
Gracias amor, gracias por todo lo anterior.
Sin embargo, uno debe de saber cuándo marcharse.
Las cosas han cambiado.
Ya no me miras de la misma manera, a veces ya ni siquiera me miras.
No haz podido decirme nada sin embargo lo siento.
El amor que nos unía se ha esfumado.
Y te amo tanto que he logrado amarme de la misma manera.
Por ese amor que me tengo he decidido marcharme.
Nunca pensé llegar a sentir tanto al punto de desbordarme en lágrimas.
Tengo que dejarte ir, aunque tú me permites seguir a tu lado.
No quiero sufrir.
Estamos tomando caminos completamente distintos.
Ya no veo perfección en ti, y tus defectos me lastiman.
No encuentro ya algo que nos una, más que manos entrelazadas.
Y aunque con todo este dolor que siento, y por más que quiera evitar pensarlo, amor mío ya no eres lo que quiero para mí.
Quiero marcharme ahora que los maravillosos recuerdos persisten, no quiero retirarme con recuerdos de dolor en mi mente.
Tengo que dejarte ir, tengo que irme, porque este amor me está truncando.
No cabe duda de que cuando está en tus manos la decisión es más difícil cuando debes de terminarla, es más doloroso aún tener que mantenerte firme una vez que decidiste cuando hace un tiempo tu decisión era quedarte el resto de tu vida con una persona.
Lo más difícil es decirte todo esto de frente sin tener que caer en tu mirada.
De frente, mordiéndome los labios para no besarte.
Percibiendo el aroma de tu loción y privarme de abrazarte.
Pero debo de hacerlo, no me haces un mal, pero tampoco me haces bien.
En esta carta de despedida, rogaré por tu nuevo camino, por un camino completamente benéfico para ti. Que estés rodeado de felicidad y estabilidad. Que tu mente madure, que te superes, que crezcas como ser humano. Que este nuevo camino sea el mejor para ti. También entre lágrimas ruego que este nuevo camino no se cruce con el mío, que se dirija a un destino completamente contrario al mío.
Doy media vuelta para lograr convencerme de la decisión que he tomado, convencerme de que ya no estaré más a tu lado, porque yo así lo quiero.
Y aunque debí de hacerlo desde hace mucho tiempo, hoy me armo de valor y me despido de ti.