Prendo un cigarro y volteo a ver mi reloj, aún falta media
hora para mi siguiente comida, miro el cenicero que se encuentra a un lado mío.
Un cenicero que llené en pocos minutos de colillas y cenizas, definitivamente el ansiedad esta noche estaba mucho más presente que otros días, doy un sorbo a
mi té verde sin azúcar.
Y es que desde hace unos cuantos meses mi estilo de vida y
mis hábitos han cambiado por completo.
Hace unos meses que no salgo los fines de semana por las
noches, que vivo en tacones no por arreglo personal si no por modificar mi
forma de caminar, que duermo con un corsette que apenas me deja respirar, hace
unos meses que no doy sorbo a un cappuccino con caramelo extra, y ya olvidé lo
que sabe un pay de queso (mi postre favorito).
También hace poco descubrí que puedo cargar más de mi propio
peso. Y hace ya un par de meses que al despertar lo primero que hago es mirarme
al espejo, en vez de ver mi celular.
No te apures, no estoy sufriendo ningún trastorno
alimenticio.
Esta noche me encontraba ansiosa, los minutos me parecían
eternos, y luchaba contra mis pensamientos de tomar el pastel de chocolate que
se encontraba en el refrigerador a unos pasos de mí. “¿En qué me metí?” pensaba
una y otra vez.
Así que, mientras tomaba mi taza de té desabrido decidí
distraerme un rato y mirar fotos mías de años (muchos) atrás.
Vi a una Ale completamente diferente a mí, inclusive en la
mirada.
Una niña impecablemente arreglada, todo en su vestimenta
combinaba a la perfección, todas las fotos con peinados distintos y maquillaje
adecuado al momento. Pasaba las fotos una y otra vez con nostalgia. Una niña
que reflejaba en su mirada amor por sí misma, e inclusive una seguridad
intimidante. Sus ojos brillaban.
Comencé a recordar aquellas épocas, y sí, era una niña
soberbia. Pero también una niña que no permitiría que alguien le pasara por
encima. Una niña que sabía quién era y lo que valía. Coqueta hasta al hablar,
que se miraba al espejo y podría besarlo por lo que estaba viendo, pero no lo
hacía porque no quería parecer ridícula. Jaja, sí, esa era yo hace unos años.
Pero también fue pasando el tiempo y entonces entré a mi
primera relación “formal”, una relación que duró 3 años, y que también fue una
relación muy destructiva para ambos, una relación que se llevó toda mi
seguridad y el brillo en mi mirada. No lo culpo, éramos muy chicos.
Cuando terminó comencé a descuidarme, lo peor es que no me
di cuenta de aquello hasta hace unos meses, y sí, comencé a subir de peso, y comencé
a distorsionar mi físico.
Dejé de querer lo que miraba en el espejo, y también dejó de
importarme cómo se veía.
Entonces ya no me cuidaba, ya no me arreglaba, y no me
importaba.
Y no, este no es un blog completamente superficial, yo dejé
de ser así hace mucho tiempo y aún lo conservo.
Lo importante aquí es que como dejé de querer lo que había
dentro de mí, en mi corazón y en mi alma, lo reflejé también por fuera.
Y todo eso comenzó a traerme problemas, no tanto mi arreglo
personal, si no mi amor por mí misma.
Comencé a permitir comentarios desagradables hacia mi
persona, que la gente me valorara menos de lo que yo realmente valía, porque
indirectamente yo no tenía “nada con qué defenderme”, yo no me daba ese valor,
ni personal ni físico.
Me volví insegura, comencé a caminar cabizbaja, me escondía.
Insegura completamente.
Déjame decirte que todo esto fue ocurriendo en un proceso
que duró años, varios años, y sin darme cuenta hasta que yo ya me había vuelto
así mecánicamente.
Pero un día, de pronto, un día me topé con una mujer que se
fijó en mí, y no, no de la manera que crees. Pero se acercó a mí y me dio
esperanza de volver a “querer” lo que veía en el espejo.
Una mujer muy particular, con un carácter admirable y un
corazón como pocos.
Comenzamos a tener una amistad envidiable y se convirtió en
mi segunda madre. (Sí, segunda madre, esta mujer sobre pasa los 30 y tantos,
con dos hijos preadolescentes y se ve como pocas a su edad)
Esta mujer, te platico, compite en Fisco y Fitness en la
categoría de Ms. Bikini.
Sería este un blog eterno si te platico como todo lo que es
el Físico y Fitness, pero te cuento que esa categoría es la categoría “bonita”
del fisicoculturismo, donde explotan al máximo la feminidad en las mujeres.
Para ese entonces yo ya estaba muy pasada de peso, como
nunca, y comencé a hacer una dieta y ejercicio que esta mujer me brindó, lo
hacía únicamente porque unos meses posteriores competiría con mi equipo de
porras en un lugar con playa, y esta mujer no iba a permitir que yo llegara
así. (Suena absurdo, pero realmente en el mundo de las porras es importante tu
peso y más si eres de las niñas que cargan y avientan y todo eso).
Comencé a convivir más con ella y con su familia y poco a
poco me fui involucrando por fuera al mundo del fisicoculturismo.
Un día tuve la fortuna de conocer a sus entrenadores, y
literal los conocí como personas que se dedicaban a “formar cuerpos perfectos”.
Comenzó a llamar más mi atención.
Fue pasando el tiempo, mis prioridades cambiaron, y dejé de
ser porrista.
Hace poco escribí al respecto, me excusé en que quería
dedicarme de lleno a la literatura y al teatro. Pero también hace poco descubrí
que esa no era la razón principal.
Principalmente dejé porrista porque un día me di cuenta de
que no sabía realmente quién era yo, no me conocía, por lo tanto no me quería,
no puedes querer algo que no conoces. Dejé el deporte porque quería enfocarme
100% en mí, en recuperarme después de tantos años de haberme perdido, para así
poder continuar con los demás planes.
Días y meses de trabajar en mi interior, de descubrir quién
era, y lo logré. Descubrí que la persona que escribe en este blog es
personalmente muy valiosa, me encontré de nuevo y comencé a caerme muy bien de
hecho Jaja. Pero algo faltaba, necesitaba quererme completamente.
Seguía mirándome en el espejo, y seguía sin gustarme lo que
miraba, de hecho, me resultaba desagradable, estaba infinitamente descuidada,
inclusive demacrada.
“¿Y si compito en Ms. Bikini?” me pregunté un día.
Digo, estos entrenadores formaban “cuerpos perfectos”, y yo
nunca había tenido uno (no a mis ojos), y veía a mi amiga practicando su forma
de caminar, erguida, segura de sí misma, presumiendo su cuerpo, y sonriendo…
Sobretodo sonriendo.
-Quiero competir- le dije.
-¿Estás segura?- me contestó incrédula.
-Sí, quiero competir.- Reafirmé.
-Es más difícil de lo que te imaginas.- me advirtió.
“¿Seguir una dieta, hacer ejercicio en el gimnasio? No puede
ser tan difícil, mucho menos el ejercicio, siempre he hecho ejercicio.” Pensé.
-Quiero competir.- Le dije con tal seguridad que al fin la
convencí.
-Te va a cambiar la vida Ale.- me dijo con una sonrisa de
plenitud.
Al principio no entendí. ¿Cómo algo tan simple podría “cambiar
mi vida”?
Comencé a prepararme.
Y repito, no sabía lo que hacía jajaja.
Te platico rapidísimo. Tengo que comer cada 3 horas sólo
pollo y tortillas de nopal, tomar 3 litros de agua diarios, y no me puedo
desvelar por una explicación que me dieron de que mi cuerpo no responde como se
debe. Ejercicio diario y cardiovascular de una hora (que por cierto odio hacer
cardiovascular).
Nada de “una galletita” o “un sobrecito de azúcar para mi
café” porque eso puede implicar mi derrota.
No creía que fuera así de estricto hasta que un día “rompí”
un poco la dieta y mi entrenador se dio cuenta al instante y fue un caos.
Ya no salgo en las noches, me la vivo preparando tuppers de
comida para el día siguiente y me duermo en clases del cansancio físico, encima
mi eterna ansiedad por algo dulce, o algo diferente a mi comida. Imagínate
comer lo mismo cada 3 horas todos los días.
Me di cuenta que mi amiga tenía razón, es más difícil de lo
que creí, me cambió mis hábitos por completo y mi estilo de vivir.
Y sí es algo que no cualquiera puede hacer, dejar de comer
lo que le gusta, no salir con sus amigos por preparar tuppers de comida, no ir
a fiestas por dormir temprano, y recluirte en todo lo que implica una
preparación así.
Encima, ver todo lo de fuera, tuve que cambiar mi postura,
mi forma de caminar, mi forma de sonreír, etc. ¡Es tan complicado!
Y si te preguntas por qué sigo en esto, o cuáles son mis
razones, y cómo se puede disfrutar algo así.
Déjame decirte que estoy ganando personalmente muchas cosas.
Estoy ganando carácter, fuerza de voluntad, y me estoy
queriendo.
Porque todos los días me echo porras yo sola “tú puedes”, “no
te rindas”, etc.
Encima es un reto que sé que si lo logro me va a ayudar en
una satisfacción personal impresionante.
Hoy, por fin, pude verme al espejo y ver que me agradaba y
mucho lo que veía, me dieron ánimos de arreglarme de nuevo y lo hice, no tenía
plan, pero simplemente quería arreglarme porque me nacía hacerlo.
Sin darme cuenta ya camino alzando la cabeza, camino segura.
Y la gente lo nota porque he recibido muchos comentarios positivos.
Estoy recuperando mi seguridad, el quererme de nuevo por
fuera y por dentro, y el darme ya mi lugar como persona.
Decidí cambiar mis hábitos y mi estilo de vida por volver a
quererme, y creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.
Aún me falta mucho, aún no tengo el físico que quiero, pero
se me ha presentado la oportunidad de tenerlo, y aunque me está costando mucho
trabajo, lo estoy logrando.
Estoy trabajando muchos ámbitos personales con este deporte,
que antes creía meramente superficial.
¿A qué quiero llegar con esto?
Creo que es fundamental para uno el quererse y gustarse como
persona y físicamente, para darnos nuestro lugar, valorarnos y no permitir que
alguien más nos lastime.
Cada quién debe de tener su forma de lograrlo, yo lo hice de
manera muy drástica, Jaja pero así soy, no me gustan las cosas fáciles.
Cada quién encuentra sus satisfacciones personales que son
alimento para el autoestima y el alma.
Hoy te invito a encontrar el tuyo, de la manera que sea.
Pero que el día de mañana te sientas contento contigo mismo.
Y es que piénsalo, siempre vas a tenerte, la persona que
miras en el espejo, es la persona con la que vas a vivir el resto de tu vida,
qué mejor que vivir el resto de tu vida con alguien que te gusta y amas.
Ya entré a este reto, no hay vuelta atrás, y se viene lo más
pesado por lo que me dicen, y aunque hay días en los que quiero tirar la toalla
y decir “¡Basta! No tengo necesidad de hacer esto.” Me doy cuenta de que mucha
gente cree en mí, como mi amiga y su familia, mis entrenadores, etc. Y también
comienzo a creer en mí, que soy capaz de lograr este reto, y si lo logro, y
supero esta meta, sé que para las próximas que vengan, voy a tener el carácter que
necesito y voy a estar lista para lo que me espera.
Por lo pronto continuaré, y prometo intentar escribir más
seguido, gracias por leerme una vez más J
Excelente Ale, olvidándonos de que me ha parecido que eres una persona ordinaria que hace de su vida algo extraordinario, hasta convertirte en la dueña de tus decisiones, eres la inspiración de la persona que se refleja en el espejo, o la del espejo es tu inspiración o ambas son tan amigas que se retroalimentan. Te he leído con gusto. Ha dominado tu vida la Extraordinaria Mujer que llevas dentro. Eres inspiración.
ResponderEliminar¡No me había topado con esto! Muchísimas gracias :')
ResponderEliminarEs todo un placer que me lean y significa mucho recibir un comentario de estos, espero encontrarte por aquí en mis nuevas entradas.
Te mando un fuerte abrazo y gracias de nuevo.
Me parece maravilloso que una persona más busque con consciencia ser feliz y amarse. Este mundo necesita cada vez mas gente que se ame. Felicidades!!
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